BDSM, sumisos

lolita (1), mi nueva putita

lolita aún no sabía que se llamaba lolita cuando ha llegado esta mañana a mi casa.

 Es un joven estudiante y como tal venía vestido. Nada más llegar le he obligado a vestirse como la puta que es con la ropa que traía. Decir que le he obligado a lo mejor es decir demasiado, porque se moría de ganas de sacar la puta que llevaba dentro. Se notaba. Lo vi.

Se ha puesto un tanguita de cuadros escoceses muy, muy, muy de niña putita y y de ahí su nombre: lolita. Es una joven, delgada y tiene entre las piernas una cosita pequeña y encantadora a la que voy a llamar «pichi».

Por encima se ha puesto un liguero de strass absolutamente ideal (vamos me lo hubiese podido poner yo perfectamente); una falda y un corpiño muy elegantes que decían: “soy una señora puta”.

Para que no faltara detalle, ha venido con un maletín de maquillaje maravilloso y le he maquillado ojos y labios. Estaba preciosa.

De esta guisa vestida se ha arrodillado a mis pies y yo me he sentado en una butaca para acordar las condiciones del contrato de sumisión y emputecimiento que quiere firmar. Es muy dócil y obediente y tiene. sinceras ganas de agradar. En esta conversación le he puesto su nombre: lolita , y le he explicado por qué debía llamarse así: por evocar la Lolita de Nabokov . Ni que decir tiene que ha estado totalmente de acuerdo en que yo tenía razón. Es muy inteligente y también me ha demostrado que tiene muy claro cuáles son sus límites.

A continuación, hemos hablado de que la finalidad del contrato debe ser hacer de ella una sissy, pero una sissy muy puta con el objetivo final de prostituirla con hombres (siempre por supuesto con la máxima seguridad e higiene).

Yo seleccionaré los machos personalmente y, si me apetece, estaré presente para disfrutar de su emputecimiento. Hemos hablado en este punto de lo que en realidad hay dentro de ella, que es esta sissy-puta, que encubre en realidad a un maricón. 

Puesto que mi buen nombre como instructora y dominante va a estar en juego ,le he dicho que le voy a enseñar a caminar como una mujer, a sentarse como una mujer – como señora – a cruzar las piernas como una señora … y de hecho hemos tenido la primera clase de caminar con tacones… La clase ha ido muy bien; lolita lleva una verdadera puta dentro. Por supuesto también le he dicho que va a tener que aprender a comer pollas con fruición, con deseo , con pasión, como una verdadera puta.

Le he hablado de que hay machos a los que les gusta follarse a maricas putillas como ella y de que incluso a uno de mis amantes habituales, muy bien dotado, le encantan los travestidos, por lo que creo que estará encantado de follarse a lolita.

Hemos quedado en que en nuestra próxima cita, intentaremos hacer una pequeña ceremonia en la que yo le pondré un collar hecho por mi y se firmará el contrato.

Esta putilla ha marcado como límites que no se le golpeen los genitales y que no se le dejen marcas. Pero lolita sabe que los golpes y las torturas irán aumentando poco a poco, incluyendo pinzas, tortura en los pezones ,látigo y no se descarta la lluvia dorada pues lolita sabe que a mí me encanta. Me ha dicho que espera de mí que sea para ella una mami dura y eso a mí me vuelve loca.

Siempre siempre siempre en nuestros encuentros va a llevar puesta una máscara tipo baclava.

Una vez han quedado claros estos puntos y puesto que ya estaba maquillada como una puta, me follado su culo tres veces. Las dos primeras me he corrido con ella a cuatro patas como la perra que es y la última (cuando ella también se ha corrido en su condoncito) la he encallado en la postura del misionero, que es una de mis favoritas.

Después se ha duchado, se ha quitado maquillaje y se ha ido.

(Continuará)