sumisos

El orgullo de ser un puto sumiso

Las mujeres, llevamos la riendas en las relaciones de pareja

Las cosas como son: en casi todos los matrimonios, en casi todas las parejas… mandamos las mujeres. Si una escucha las conversaciones en el tren, en el metro, en el autobús, en la sala de espera del médico o en el bar tomando un café o si quieres hacer planes con un hombre para el fin de semana, lo primero que te dirá ese hombre, si tiene pareja, es:  “espera que pregunto a mi mujer”. 

Los hombres son sumisos por naturaleza

Y es que los hombres son sumisos por naturaleza. Eso es lo que explica que sean ellos los que han construido siempre las organizaciones jerárquicas y políticas (Ejército, policía o Iglesia). Los hombres enseguida se organizan de forma jerárquica. Basta con ver como desde pequeños, con un simple balón, se ponen a jugar decenas de ellos de forma jerárquica. Y desde niños aprenden a someterse a mujeres a las que obedecen y quieren. A sus madres, a sus tías, a sus hermanas mayores, a sus primas… Desde niños se acostumbran a obedecer a las mujeres, por lo que es lógico que en las relaciones de pareja lo sigan haciendo. Es lo natural.

La dominación femenina es un paso más

Pero yo hablo de algo que va a un paso más allá, de la dominación sexual femenina. Esta se produce cuando un hombre tiene la vocación, la necesidad y el orgullo de querer servir a una mujer hasta las últimas consecuencias. Es un impulso, una necesidad sexual que necesita una respuesta sexual para safisfacerlo. La mayoría de los hombres lo sienten, pero muchos menos se atreven a vivirlo.

Este es el origen de tu sometimiento.

¿Cuántos hombres sumisos admiten sus fantasías?

Hoy es más sencillo para una persona aparecer en público diciendo que es homosexual. Hay hasta enormes fiestas que reivindican el orgullo de serlo que son financiadas por el dinero público. ¿Ocurre lo mismo con los sumisos? No. Y mucho menos si son varones, pues se supone que es el varón quien debe dominar en la cama y fuera de él. ¿Qué hombre va a admitir delante de sus amigos que le gusta ser humillado por las mujeres? ¿Cuántos hombres se niegan a admitir sus deseos y fantasías? 

Me encanta someter varones hasta convertirlos en putitas sumisas.

Pero hay sumisos valientes

Pero hay hombres valientes, osados y rompedores, que son verdaderos guerreros y tienen los cojones de bucear en su interior, ver lo que son y no solo admitirlo, sino abrazarlo como los caballeros medievales (Tristán e Isolda), los héroes mitológicos (Hércules y Onfalia). Son hombres superiores y de verdad, con una profundidad y una valía mucho mayor que la de los machotes. Admiro profundamente a esas mariquitas, cornudas, putillas que se reconocen, se aceptan y se presentan ante mí como tales y se arrodillan ante mi Trono para olerlo y admirarlo.

¿No te gustaría olerlo?

Admiro más a un sumiso que a un macho

Me encantan los machos, con sus pollas enormes. No hay nada mejor que un buen macho para follar y quedarte muy a gusto. Las cosas como son. Para correrme seis veces; por supuesto, me quedo con un buen macho. Esos machos con sus pollas, con sus, pollometros, me llenan y me hacen gozar sexualmente como nadie. Unos follan súper bien y otros mal y otros normal, pero ahí se acaba su mérito que, en realidad, no es mérito, sino un regalo de Dios. Ellos nacieron así y así son con una polla grande. Para satisfacer mi coño y entregarse al goce, no hay nada mejor. Una gran polla llega a los rinconces más recónditos de mi coño de hembra y me llena completamente. Y entonces yo me entrego. Mi cuerpo se retuerce y se entrega a ese macho. Sí.

Me encanta que me metan una buena polla hasta el fondo. Mmmm.

Un sumiso me llega al alma

Un sumiso, una mariquita, una puta, una cornuda, una come pollas, una putilla… jamás va a penetrarme. No puede darme ese placer y lo sabe y lo asume. Y es grande en su sometimiento aceptado y en su crecimiento espiritual. Y por eso no me llena el coño, sino el alma. Porque veo como se me entrega una persona valiente, muy valiente, con unos cojones así de grandes, que es capaz de mirar en su interior y aceptarse como es. Y no solo eso, sino que es capaz de ponerse delante de mí y decirme yo soy así y me ofrezco a ti.

El espíritu está antes que el cuerpo.

Mi marido y mi personalidad dominante son las claves

Seguramente, haber sido iniciada en esto por mi marido, que es una persona inteligente, culta, activa y muy valiente, me sirvió para introducirme en el mundo de la dominación femenina despacio, con enorme respeto y con muchas ganas de hacer las cosas bien y no producir más dolor que el que esto exige. Mi naturaleza dominante entró en este mundo como mi mano en mis guantes de cuero. Pronto me di cuenta que sentía un placer espiritual y sexual superior al del sexo convencional. Y de hecho, si tuviera que prescindir de algo, prescindiría antes de los machos que de los sumisos, porque los sumisos me llenan el espíritu. Sacian tanto mi deseo sexual como el espiritual. 

La dominación femenina que yo te ofrezco

La crueldad y el dolor son un camino mñas.

Y por eso mi tipo de dominación es diferente. Mis putas sumisas saben lo que necesitan y yo también. Yo sé lo que tú necesitas y tú me vas a abrir tu corazón para que yo te domine. Y yo te voy a dar lo que me pidas. Por supuesto que sí. Sé bien que quieres crecer en tu entrega y tu sometimiento. Y yo te azotaré, te insultaré, te escupiré, mearé en tu boca, te feminizaré, te humillaré y te follaré el culo hasta llenarte y que te corras. Y en cada cita yo cubriré tus necesidades y te pondré a ti en tu sitio y a mí en el mío. Y si nos vemos muchas veces, cada vez estarás más sometida, más humillada y más feliz, viviendo la vida que realmente deseas y te mereces La vida de una puta sumisa. La verdaderamente tuya.

Yo soy una dómina diferente a las demás

Me encanta hacer lo que hago y vivir como vivo.

Muchos me han dicho que yo soy diferente a otras amas. Esas que son putas que pegan y gritan. Esas que están amargadas y lo pagan los hombres que caen en sus manos con un trato vulgar. Esas que sodomizan sin cuidado y sin medida. Y la diferencia yo sé dónde está. Y es que yo admiro a los sumisos. Me encanta su alma. Y por supuesto, es un honor profundísimo y enorme que tú me elijas a mí para guiarte por tu camino de sumisión y te pongas en mis manos, con confianza absoluta.

Eres para mí un regalo

Es un regalo que no tiene precio. Y además, a mí esto me excita de verdad. Todo lo que te digan de mí es verdad. Me encantaís los sumisos y me encanta follaros. No ha habido ocasión en que haya follado a un sumiso (y he tenido decenas) y al sodomizarlo, no me haya corrido con mi superdildo. MI marido es Tab sumiso que siempre se corre cuando le sodomizo al sentir cómo me corro yo. Estoy deseando conocerte y llevarte a ese nivel de entrega.

Esta es mi maravilla de la técnica. Con esto te follaré hasta que nos corramos a la vez.

Gracias por ser así de valiente, puta.