Cuernos

¿Por qué me gustan las pollas grandes?

Sí, ya sé que todo el mundo dice que el tamaño no importa. Pues a mí sí me importa… Y mucho.

Esta es la polla de Rubén, uno de mis amantes habituales.

Si brujuleas por cualquier página de contactos tipo Onswingers, la mayoría de los machos ponen en su perfil cuánto les mide la polla. 18, 19, 20, 22 centímetros de carne fresca. Y los que no lo dicen, es porque la tienen pequeña o porque ponen una foto tan ilustrativa que no requiere decir su tamaño. Es normal que fotografíen su polla al lado de una lata de refresco u otro objeto. Hay uno incluso que la tiene casi tan grande como una botella de vino. Por supuesto, hay excepciones: tengo un conocido del mundo del intercambio que tiene un pollómetro y no lo va proclamando por ahí; pero, como he dicho, es una excepción. 

La fascinación por las pollas grandes

La humanidad tiene una enorme fascinación por las pollas grandes. Lo podemos ver en las esculturas de la Antigüedad y hasta en los dibujos de los niños en los retretes. Y es que los más fascinados son los propios hombres. No existe el hombre que no fantasee con que a su esposa se la folle un tío con una polla enorme, si es negro, mejor. Yo también sentía esa fascinación desde pequeña y de hecho, cuando fui a comprar mi primer consolador, con unos dieciocho años me quise comprar el más grande de la tienda y fue el vendedor quien me hizo reconsiderar mi idea inicial porque simplemente, era monstruoso. O sea, que las pollas grandes me han gustado desde siempre.

Desde siempre fantasee con ofrecerme bien abierta a una polla enorme.

Una polla grande es bonita

Está claro que el tamaño importa y mucho.  ¿Por qué ? Bueno, yo solo puedo hablar de mi experiencia. Lo primero es que una polla grande es bonita de ver, con su grosor, su longitud y, sobre todo, sus venas bien marcadas y su poderoso glande. Por mucho que el David de Miguel Ángel la tenga pequeña  (aunque si nos fijamos es enorme), a mí una polla bien grande me resulta mucho más atractiva que una pequeña porque me produce una sensación psicológica de dominio, de poder, de control de la situación, que me encanta que los machos me demuestren empotrándome en la cama (o en el suelo, o en la mesa) o embistiéndome contra la pared.

Si me gusta la polla, me la meto en la boca para paladearla y mojarla bien antes de que me la metan.

Una polla grande te llena y te hace daño

Por otro lado, en mi experiencia, una polla grande, cuándo te empiezan a follar, hace un poquito de daño, … o un muchito. Y a mí ese escozor, ese dolorcillo me resulta muy muy agradable, porque me siento muy llena de polla, desde el principio hasta el fondo de mis entrañas. Parece que la polla lo ocupa todo, lo moja todo, lo revienta todo… Y esa sensación me vuelve loca de placer. Y por eso, cuando me la meten, acabo pidiéndole al macho que me la meta más y más dentro. Más y más fuerte. Y lo sujeto con las manos para que la claven hasta el fondo.

Rubén a punto de metérmela toda

Una polla grande da seguridad al macho y me incita a entregarme completamente

Además, en mi experiencia, una polla grande va acompañada de la actitud típica de los tíos que saben que tienen la polla grande, que es muy diferente de  la actitud de los tíos con la polla mediana o pequeña. Y esa actitud se llama confianza, seguridad y poderío. Por supuesto, hay algunas excepciones y yo conozco una; pero, por lo general, un tío que tiene la polla grande sabe que la tiene grande y eso le da una seguridad en sí mismo que para follar me sirve y me gusta y mucho para entregarme en la cama completamente.

Otro buen amante que siempre me folla con los tacones puestos.

Cómo me entrego con los tíos con la polla grande

MI marido que me ha visto follar con machos decenas de veces y graba todos mis encuentros me lo ha dicho muchas veces. Yo me excito muchísimo y pierdo un poco el sentido de la realidad. Lo primero que hago es alabarla y decirle al macho lo grande que la tiene. Eso les encanta. Luego, si estoy inspirada, me la meto en la boca y se la chupo a conciencia mientras mi marido me lame a mí. Y luego le pido a mi marido que haga de mamporrera y me la meta en el coño. Ahí empiezo a excitarme tanto que pierdo el sentido de la realidad y ya no recuerdo bien cómo es todo.

Me gusta enamorarme un poco y dejarme hacer como una mujer entregada mientras me folla un buen macho.

Mi marido sabe mejor que nadie cuánto me gusta una buena polla

Mi cornudo me cuenta que, al parecer, lo primero que hago al sentirla es quejarme y decir cuánto me duele y cómo me quema el coño. Entonces en breve ya estoy muy excitada y le digo que me duele pero que me gusta y que me la meta toda. El macho suele obedecer y me la clava y yo le digo que me folle fuerte y más y más. Pronto llega el prmer orgasmo. Soy multiorgásmica y lo normal es que me corra cinco, seis o siete veces en un polvo intenso de una media hora. Lo normal es que además poco a poco me voy entregando y acabo llamándole mi amor, mi vida y abrazándome a él como si fuera mi pareja. De alguna manera me enamoro del macho durante lo que dura el polvo. Lo normal también es que me revienten el coño y me dejen para el arrastre. Muchas veces es mi marido quien tiene que hacerles una paja o chupársela para que puedan eyacular porque a mí me han dejado para el arrastre. La verdad es que mi marido me selecciona muy bien los amantes.

Otro amante más bien dotado. Este es amo y entre los dos dominamos a mi maridito.

¿Para qué sirve un pichacorta?

Mi marido, como ya sabéis si habéis seguido este blog un poquito, la tiene pequeña. No voy a entrar aquí en sus muchísimas virtudes (que las tiene y de sobra), pero la verdad es que la tiene pequeña. Cuando nos conocimos, él jugaba  a pretender que la tenía normalilla, del montón (y yo pensaba: “sí, del montón de las pequeñas”) y pronto le hice ver que la tenía pequeña. Ahora ya acepta como un buen cornudo su tamaño, pequeño, ridículo, en fin, ya sabéis; y disfruta como solo puede disfrutar una persona que te quiere, que es viéndote disfrutar. Mi marido, disfruta viéndome gozar con machos. Es el sino de todos los mini-pichas. Saben que no pueden llenarte y les encanta ver cómo follas con tíos con la polla más grande que ellos. Es más, en mi experiencia con sumisos (y tengo alguna), la mayoría de los sumisos saben que lo son porque la tienen pequeña y piensan que si la tuvieran grande no serían sumisos.

Este es el papel del sumiso: lamer y limpiar el coño del Ama bien escocido y dilatado donde ya ha entrado una buena polla. Eso es lo que todos desean. ¿Verdad?

El papel del sumiso: ofrecer su corazón

Mis sumisos (mi marido el primero), y solo puedo hablar de mis sumisos, porque no conozco otros, gozan viéndome gozar y saben positivamente que con esa mierda polla que tienen, no van a ninguna parte, pero con su entrega, su devoción, su sufrimiento, su vergüenza apuntado directamente al centro de mi corazón y siempre aciertan, porque, por supuesto que mi cuerpo disfruta con una buena polla (como no podía ser otra manera), pero es un disfrute momentáneo, que dura lo que dura un polvo, que dura lo que dura dura, mientras que la entrega, la vergüenza de sufrir la dominación y todo el sufrimiento que me dan mis sumisos me llega directo al corazón y dura toda la vida.

Chicas: lo mejor es encerrársela para que sea consciente de su sitio.