Este es el relato que dania, mi puta sumisa me ha mandado para que lo comparta con todas vosotras.
Empecé el día de rodillas, ante mi Ama, pidiéndole permiso para masturbarme mientras ella se tomaba el café. Me dio permiso, Ella se paseaba por la casa preparándose para ir a trabajar mientras, como hace cada mañana, hablaba con Su marido por teléfono (del cual también es Ama y con el que mantiene una relación a distancia). Básicamente me ignoraba mientras yo estaba humillada y excitada y no paraba de masturbarme, pero antes de que yo pudiese pedir permiso para correrme, Ella ya me avisó de que ni se me ocurriese hacerlo.
Es muy humillante que a mis 52 años, para tener un poco de placer físico, tenga que arrodillarme ante una Señora (mi Ama) y pedirle permiso para tocarme esa diminuta cosita que tengo entre las piernas y que mientras lo hago, el mayor caso que me hace el contarle a Su marido que “la puta” está de rodillas a Sus pies, haciéndose una paja. Por lo demás, suele ignorarme totalmente mientras me toco, aunque cuando pasa cerca, a una distancia que casi me roza, aunque no oso tocarla, mi excitación aumenta enormemente… Me encantaría tocarla, pero ni siquiera me decido a pedirle permiso. De hecho todavía hoy, hay días que me da demasiada vergüenza pedir permiso para masturbarme en Su presencia y termino quedándome con las ganas.
Volviendo al pasado martes por la mañana, tras negarme el orgasmo, Ella se fue a trabajar y me dejó salida como una perra haciendo las tareas de la casa.
Para cuando Ella volvió del trabajo al mediodía, yo ya había terminado las labores y los recados que me había ordenado y aunque no había terminado de preparar la comida, no me castigó, pues había llegado un poco antes de la hora prevista.
Comimos juntas; me encanta disfrutar también de esos momentos cotidianos, aunque por supuesto hago de sirvienta mientras comemos, pero a la vez es una situación más relajada. Muchas veces mantenemos una conversación normal, como podrían tener dos amigas, con la pequeña salvedad de que Ella está vestida y yo desnuda con un tanga muy de puta.
Después de comer, por supuesto, me puse a masajearle los pies. Esa parte no es negociable. A Ella le resulta placentero, le gusta como lo hago y eso me aporta gran satisfacción.
Mientras yo me esmeraba con Sus pies, Ella estaba a lo suyo consultando algo en el móvil. Ella es tan sexy y tiene unos pies tan bonitos que, al rato, no me pude resistir y creo que incluso sin pedir permiso (no estoy segura de eso) empecé a adorar Sus pies. A medida que lamía Sus plantas, me excitaba sobremanera. Mi pequeña cosita se salió del tanga y al cambiar de lado, el pie anterior, mojado por mis lametones, quedó sobre mi clítoris y Ella se rió de mi al darse cuenta en ese momento de mi grado de excitación, lo que aprovechó para divertirse conmigo, frotando su pie levemente contra mi cosita y viendo como iba paulatinamente perdiendo los papeles dado mi grado de excitación, mientras lamía un pie y el otro me rozaba.
Llegado un momento, no me pude resistir y dejé de lamer, acercando con mis manos Sus dos pies a mi cosita que en esos momentos estaba tan dura como cuando era un adolescente. Mi cara de salida tenía que ser de lo más ridículo, pues Ella, lejos de enfadarse, empezó a reírse y al poco dijo:“¡Levántate, que te voy a follar!”.
Cogió el strapless que esta puta le había regalado, una enorme polla negra que a su vez también es un poco más gruesa de lo normal en el lado de Ella. Por eso no le estaba entrando a mi Ama en su Trono con facilidad, por lo que me ofrecí a lamer Su Trono para ayudar en la labor, pero Ella no me concedió ese privilegio, por lo que pedí permiso entonces para chupar Su polla. Eso sí me lo concedió. Intuyo que le gustó verme con esa gran polla negra en mi boca, pues al fina Su otro extremo terminó entrando bien en el Trono de mi Ama. Entonces Ella me agarró la cabeza y me folló la boca con fuerza.
A continuación, me hizo ponerme boca abajo en el borde de Su cama y se colocó detrás, apoyando Su polla en la entrada de mi coñito todavía apretado. Me dijo que yo misma me la metiera, por lo que empecé a empujar hacia Ella ofreciéndole mi culo lo más abierto que podía. Mi excitación estaba descontrolada… Le supliqué a mi Señora que empujase. Por fín Ella entró en mí y empezó a follarme, con suavidad al principio.
Me encanta sentirme tan Suya, estar totalmente entregada y a Su merced. Estaba sintiendo mucho placer y una excitación desmedida. Recuerdo que tenía la sensación de que esta puta gemía demasiado fuerte y los vecinos nos podrían oír, pero no podía controlarlo. Le supliqué que me follase bien fuerte, que me la metiese hasta el fondo. Ella se rió de mí por ser tan puta y me la clavó entera de un golpe. Me empezó a empotrar con fuerza, como debe hacerse con una puta como yo. Al rato, Ella se corrió, como ocurre siempre que me folla. Así y todo no dejó de empotrarme, sus caderas chocaban contra mis nalgas, la base de Su polla que es mucho más gruesa que el resto del dildo, forzaba mi ano, dándome un placer enorme; al límite del dolor, pero muy placentero y excitante.
Empecé a sentir que iba a correrme, pedí permiso, me hizo poner una toalla que tenía preparada a mano. Y empecé a sentir como llegaba el orgasmo. Fue diferente a cualquier orgasmo anterior, muy placentero pero a la vez contenido; no era liberador. Era un orgasmo fuerte y a la vez no me corría, apenas unas gotas, placentero y frustrante a la vez. Pedí permiso para tocarme, doy gracias a que me lo concediese, en apenas unos segundos, on la polla aún dentro, me estaba corriendo a borbotones sobre aquella pequeña toalla rosa.
Me sentí más puta y más Suya que nunca.
Gracias Señora, gracias mi Ama.