Cuernos, Diario de una Dómina

Tengo un nuevo amante

Mi nuevo amante, desnudo, en la playa.

Desde que me fui de Santa Cruz de Tenerife echaba de menos tener un buen amante y, por fin, parece que lo he conseguido.

Ayer tuve una cita -sexual por supuesto- con quien muy probablemente se convierta en mi amante.

Es un hombre MUY, PERO QUE MUY bien dotado que he conocido a través de una página de intercambio de parejas. De hecho, fue mi marido quien le contactó. Es normal, puesto que nadie como mi cornudo esposo (de estar esposado) conoce mis gustos en cuanto a machos se refiere.

Me encanta su cuerpo.

La cita

Nos encontramos en su casa, que está en el campo y tiene una preciosa piscina que tengo ganas de probar, y no para nadar precisamente.

Llegué muy acalorada y me di una ducha para refrescarme y ponerme la ropa interior “de putear” que me compra mi cornudo en Victoria´s Secret. Esta vez era un encantador conjunto rosa con detalles en negro. También me puse unos tacones dorados.

El sexo

La buena polla de mi amante
Esta es la polla de mi amante. Una polla grande y caliente.

Hablamos un poco, pero enseguida pasamos a su dormitorio donde entre besos y caricias  me fue quitando la ropa. Se nota que sabe lo que hace y se dejó desnudar con gentileza.

Me comió entera y me corrí varias veces. También me folló con alegría, del derecho y del revés, y volví a correrme varias veces.

La verdad es que tiene una polla grande y caliente que sabe usar muy bien, pero no es sólo eso: es un hombre apasionado que sabe hacer que una mujer se sienta bella y deseada.

La humillación

Este macho tuvo la amabilidad de correrse en un condón que le traje a mi cornudo como regalo. Fue muy agradable para mí y muy humillante para el cornudo a quien obligué  a oler mis bragas y a limpiarme con la lengua. Sé que olía a macho y que sabía al lubricante que habíamos usado. Así que decidí no ducharme y castigarle (o regalarle, ¿quién sabe?) a dormir a mi lado oliéndome.

Pero este marido mío es un gran cornudo. Tanto que se merece no penetrarme sino pajearse mientras le cuento con mucho más detalle que en esta entrada mi primer encuentro con mi nuevo amante.

Lleva mis bragas sucias en la boca.

Se corre en una pequeña toalla rosa para no manchar mi cama.

Es un cabrón como la copa de un pino y es MÍO.